La mayoría de peones en el flanco de dama
En un porcentaje muy alto de las partidas, ambos bandos enrocan por el lado corto. En tal circunstancia, si uno de los bandos consigue una mayoría de peones en el ala de dama, logra con ello cierta ventaja, pues podrá avanzar estos peones en el medio juego para conseguir pasar un peón lo antes posible, mientras que el adversario, que lógicamente tendrá su mayoría de peones en el flanco de rey, tendrá dificultades para poner en marcha dicha mayoría mientras queden bastantes piezas en el tablero, ya que el avance de dichos peones dejará expuesto su propio rey.
Además, incluso aunque queden pocas piezas en el tablero, el posible peón pasado en el flanco de dama siempre será más peligroso que el que se cree en el flanco de rey, ya que el rey adversario estará más lejos para detenerlo.
Pero esta última circunstancia es solo momentánea, ya que con el cambio de muchas piezas, los reyes suelen llevarse hacia el centro, en cuyo caso el valor de la mayoría en cualquier flanco se iguala bastante.
Un clásico ejemplo del aprovechamiento de la ventaja de una mayoría de peones en el flanco de dama es la siguiente partida de Capablanca:
Aunque la posición está materialmente igualada, las posibilidades de las negras son algo mejores, por su mayoría de peones en el flanco de dama, que pueden avanzar de inmediato a fin de pasar un peón. Las blancas no tienen suficientes fuerzas para buscar un contraataque en el flanco de rey y el avance de los peones en dicho flanco es menos efectivo.
Aunque las blancas no se defendieron de la mejor manera, el desarrollo de la partida es muy instructivo: Marshall,F – Capablanca,J 0-1
Como ya hemos dicho, el cambio de damas es algo que el bando fuerte debe sopesar cuidadosamente, ya que sin las piezas más poderosas el rey adversario puede acercarse rápidamente hacia el flanco de dama, para detener el peón pasado.